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portada NEUROANESTESIA. ENFOQUE PERIOPERATORIO EN EL PACIENTE NEUROLÓGICO
Formato
Libro Físico
Editorial
Categoría
Libros sobre Ciencias de la Salud
Año
2010
Idioma
Español
N° páginas
830
Encuadernación
Tapa Dura
Dimensiones
21.7 x 28.4
ISBN
9583372870
ISBN13
9789583372872
N° edición
1

NEUROANESTESIA. ENFOQUE PERIOPERATORIO EN EL PACIENTE NEUROLÓGICO

NiÑO (Autor) · Distribuna · Tapa Dura

NEUROANESTESIA. ENFOQUE PERIOPERATORIO EN EL PACIENTE NEUROLÓGICO - NiÑO

Libros sobre ciencias de la salud

Sin Stock

Reseña del libro "NEUROANESTESIA. ENFOQUE PERIOPERATORIO EN EL PACIENTE NEUROLÓGICO"

Las primeras intervenciones sobre el sistema nervioso central, con fines terapéuticos, fueron hechas por los antiguos Griegos y Romanos y por algunas tribus indígenas americanas. Para su realización no hay reportes de que se haya empleado algún tipo de sedación o de anestesia. A finales del siglo XIX se presenta un gran florecimiento de la neurocirugía con la aparición de la antisepsis y de la anestesia que combinadas con el refinamiento en las técnicas del examen neurológico permitían hacer diagnósticos clínicos precisos. Sir Victor Horsley, neurocirujano inglés, experimentó con éter y cloroformo como agentes anestésicos para neurocirugía; finalmente escogió el cloroformo como el medicamento de elección mientras que el neurocirujano estadounidense Harvey Cushing se decidió por el éter, por que creía que la presión arterial era mas fácil de controlar. De Martel en 1913 y Cushing en 1917 recomendaron el uso de anestésicos locales en la realización de los procedimientos neurológicos debido a que las condiciones intracraneales les eran mas favorables. El tiopental fue introducido en la anestesia clínica por Lundy y Waters en 1934, volviéndose de uso frecuente junto con el óxido nitroso, durante la segunda guerra mundial. En 1950 aparece el halotano, agente anestésico inhalado, el cual se popularizó debido a su potencia y facilidad de administración, y luego con la introducción de agentes mas versátiles, potentes y menos tóxicos se creó la necesidad de mejorar el control de la vía aérea y de la ventilación. En 1928 se comenzó el uso de la intubación orotraqueal con la cual se facilitó enormemente el manejo de la ventilación, Lundy en 1942 decía que “es difícil reducir la presión intracraneana a menos que se instaure un control de la respiración”. Adams, años mas tarde, demostró que la hiperventilación podía disminuir los aumentos de la presión intracraneana producidos por los agentes anestésicos volátiles. Las bases científicas para la práctica de la neuroanestesia comenzaron en 1945 con la introducción del concepto del flujo sanguíneo cerebral (FSC), con las mediciones del metabolismo cerebral, introducidos por Kety y Schmidt y con las mediciones continuas de la presión intracraneana (PIC) hechas por Lundberg en 1960. El uso de éstas técnicas ha permitido el entendimiento de las potentes acciones de las drogas frente a la presión arterial, la PIC, los niveles sanguíneos de CO2, oxigenación y el funcionamiento del sistema nervioso central. El entendimiento de la dinámica de la PIC se basó en la doctrina Monroe- Kelly, y no fue si no hasta 1960 cuando se entendió la relación entre los aumentos de la PIC y la compresión cerebral como causantes de disfunción neurológica. Langfitt establece el concepto de la “compliance” (distensibilidad) cerebral lo mismo que el de la parálisis vasomotora, donde el FSC, la autorregulación y la respuesta a los cambios en la PaCO2 están alterados por los aumentos en la PIC. Se aprendió que el tiopental reduce el FSC y el metabolismo cerebral y por lo tanto, a partir de 1972 su uso en neuroanestesia se hizo muy frecuente. Recientemente, se han definido las diferencias entre los efectos vasodilatadores y metabólicos de las drogas anestésicas volátiles, lo cual permite el uso racional de éstos agentes para problemas neuroanestésicos específicos. En la actualidad los barbitúricos, que se han utilizado para el control de los aumentos incontrolables de la PIC, se usan como protectores cerebrales en la reanimación post paro cardiaco, casi como su única indicación.

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El libro está escrito en Español.
La encuadernación de esta edición es Tapa Dura.

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